Aaay, el oro, la fama, el poder.
Todo lo tuvo el hombre que en su día se autoproclamó
el rey de los piratas, ¡GOLD ROGER!
Mas sus últimas palabras no fueron muy afortunadas:
"¿¡MI TESORO!? Lo dejé todo allí, buscadlo si queréis,
ojalá se le atragante al rufián que lo encuentre."