Me cansé. Se terminó.
Estoy podrido de que no me alcance, de que me boludeen siempre, de que de un día para el otro no pueda comprar un chicle.
Ya está, me decidí y no voy a volver atrás, no le compro más al garca del chino de Rondeau, ahora le compro al kiosko de Chiclana.