«Madre mía qué paliza le pegué, pero en plan bien. A lo mejor le metía dos hostias. Le metía la picha en la boca, le decía ¿quieres más? Y decía no, pues digo, 'abre la boca', y decía no. Y entonces, con las mismas, abría la boca y otra hostia. Qué barbaridad tío. Qué guapo».