Enamorarse es fácil y divertido porque es infantil. Amar al otro y aceptar todas sus partes es madurez. Dejar de amar a alguien que te hace daño es amor propio.
Ando con arrugas en la cara y amor en la mirada. Muy loco para ser perfecto. Con mucho corazón y con poco gimnasio. Paciente, pero directo. También necesito abrazos, de la misma manera que necesito espacio. Soy incendio brillando. Soy torpeza bailando.
Tenemos un mate pendiente, un abrazo, dos besos, un amanecer y un atardecer, una lectura, dos canciones, una para bailar y la otra para cantar, una película y toda una vida juntos.
Tengo dientes chuecos, cicatrices y todavía algunas heridas. El alma llena, la heladera vacía. Sí, tengo experiencia de tantas caídas. Si te molesta eso, no tenés un problema conmigo, tenés un problema con la vida.
Estoy en ese momento de mi vida en que me da igual ya mostrarme sin camiseta ante el ojo de la cámara. Estas acá porque te llego a veces a lo más profundo, a saber que no estás solo o sola; estas acá porque hago que leas y que sientas cada palabra. Lo demás son cuerpos.
Yo no pido mucho: sólo envejecer rodeado de perros, tomado de la mano del amor de mi vida, riéndonos como niños y amándonos como mortales. Salir al balcon cada tarde, sentarnos en una silla y mirarnos a los ojos con la esperanza de encontrarnos en la próxima vida.
Cuando te quieren inventan tiempo, y cuando no inventan excusas. Cuando te quieren se nota, te llaman en las mañanas, te sueñan en las madrugadas. Y cuando no también se nota, que vos no quieras verlo es otra cosa. La gente que cambia es la que tiene ganas.
Me gusta ser muy sensible, ya no me afecta negativamente como antes. Gracias a mi sensibilidad elevada puedo conectar con las partes más profundas de mi ser. Ser muy sensible no es un cuento de hadas como varias personas imaginan.
Si ves en algún lado un escrito mío sin la autoría, pensa que es como un hijo rebelde que se ha hecho mayor y, marchándose de casa, ya pertenece al mundo.