Sólo escribí "Sí, mi Ama" y me hirvió la sangre.
Más tarde lo dije por teléfono y cada célula de mi cuerpo ardió.
Poco después, de rodillas, ante Ella, no lo dije, pero lo sentí en mi Alma en llamas.
Sé que no debo buscarlo aunque lo añore. Lo intento, de verdad que lo intento.